Este es el código ético de la Asociación Española de Fotógrafos de Naturaleza (AEFONA), una organización comprometida con la práctica responsable y respetuosa de la fotografía al aire libre, centrada en la conservación del entorno natural y la fauna que lo habita. Este conjunto de principios es fundamental para guiar el comportamiento de aquellos que nos dedicamos a capturar las maravillas de la naturaleza a través de nuestras cámaras. La mayoría de los fotógrafos de naturaleza, dentro de los cuales me incluyo, seguimos estas pautas con el objetivo de asegurar que nuestras actividades no perjudiquen el medio ambiente ni a los seres vivos que fotografiamos. Este código no sólo sensibiliza sobre la importancia de preservar los ecosistemas, sino que también promueve el respeto, la integridad y la profesionalidad en cada toma fotográfica que realizamos.
Además, es seguido por la destacada Asociación de Fotógrafos de Naturaleza de Madrid, una entidad que goza de gran reconocimiento y prestigio dentro de la comunidad artística. Esta prestigiosa asociación se dedica principalmente a promover y difundir el arte de la fotografía mediante la organización de variadas exposiciones, talleres educativos y eventos interactivos que atraen tanto a profesionales experimentados como a aficionados apasionados por el arte fotográfico. A su lado, una considerable cantidad de otras asociaciones, cada una centrada en diferentes aspectos de la fotografía, también expresan su interés y apoyo a este fenómeno cultural. Estas organizaciones, con historias y enfoques únicos, enriquecen el vibrante panorama cultural al ofrecer diversas plataformas dedicadas al desarrollo y difusión del medio fotográfico, incentivando de esta manera la creatividad y la innovación en este apasionante campo artístico, y contribuyendo al intercambio de ideas y al surgimiento de nuevas tendencias. La sinergia creada entre estas entidades fortalece aún más el rol fundamental de la fotografía como medio de expresión y comunicación artística dentro del ámbito cultural.
El respeto por la naturaleza debe prevalecer sobre cualquier actividad desarrollada en el
entorno natural. El presente código ético es la declaración de principios básicos para la
práctica de nuestra actividad que establece AEFONA con el fin de instar a todos sus socios y seguidores a que lo asuman como un compromiso personal.
Como miembros de la Asociación Española de Fotógrafos de Naturaleza, debemos
mantener los más altos estándares éticos en diversos ámbitos de actuación, con el ánimo
de ser un ejemplo de integridad y comportamiento, especialmente para las nuevas
generaciones de fotógrafos.
- El fotógrafo de la naturaleza debe reflejar fielmente las situaciones naturales y evitar
sufrimientos, perturbaciones o interferencias en el comportamiento de los seres
vivos, teniendo como principal lema que la seguridad del sujeto debe primar sobre la
obtención de una imagen. En el caso de fotografiar especies animales en cautividad,
privadas temporalmente de libertad, manejadas o cultivadas (si se trata de plantas),
debe especificarlo. - El conocimiento amortigua los impactos. El fotógrafo de naturaleza no solo debe
aprender las técnicas necesarias, sino que debería esforzarse por documentarse y
conocer el comportamiento, biología y requerimientos de la especie. Buscar el apoyo
de personas experimentadas y perfeccionarse en este conocimiento debería ser
vocación de todo fotógrafo de la naturaleza. - Debemos dar ejemplo con nuestras actitudes. El fotógrafo debe obtener los permisos
pertinentes, especialmente en el caso de especies protegidas, y conocer la normativa
de los espacios naturales, especialmente en las áreas protegidas donde se desarrolle
nuestra actividad. Asimismo, resulta recomendable colaborar con la guardería local. - El respeto y la conservación de la integridad del paisaje y su valores patrimoniales
(patrimonio arqueológico, formaciones geológicas, elementos minerales, etc.) debe
prevalecer sobre la práctica de la fotografía. Se evitará cualquier alteración o
manipulación irreversible. No debemos dejar ningún tipo de residuo en la naturaleza.
Las plantas también son seres vivos que merecen toda nuestra consideración.
Siempre es mejor apartar o sujetar ramas que cortarlas o arrancarlas, aunque se trate
de especies comunes. La vida es tan valiosa en especies escasas como en especies
comunes. La ocultación de escondites y observatorios debe hacerse con ramas secas,
balas de paja, materiales inorgánicos… - Una perturbación específica que hay que evitar es la excesiva proximidad al sujeto,
que produce en el animal estrés, intimidación, modificaciones de su actividad y, sobre
todo, habituación a la presencia humana. El uso de reclamos sonoros con cantos de
aves está especialmente desaconsejado en época de cría, por el impacto negativo que
tiene sobre la avifauna. El fotógrafo experimentado debe aprender a reconocer los
indicios de estrés y evitarlos. - Hay que prestar una especial atención en las circunstancias en las que los seres vivos
pueden ser más vulnerables, como en época de nidificación, de muda del plumaje o
ante condiciones meteorológicas desfavorables. Se desaconseja la fotografía de aves
en sus nidos. La alteración del entorno de un nido y la presencia visible del fotógrafo o
su equipo puede llamar la atención de otras personas o depredadores sobre el sujeto
y debe evitarse. - No es aconsejable alimentar a la fauna salvaje para la realización de actividades
fotográficas, ya que puede crear notables alteraciones en individuos y poblaciones,
introducir enfermedades y ocasionar accidentes o comportamientos no naturales. El
uso de animales utilizados como cebos vivos, con su capacidad de escape limitada, es
una práctica considerada como poco ética y que debe ser informada por el autor en la
imagen. - No es práctica recomendable extraer ejemplares de su hábitat o trasladarlos del lugar
o circunstancias en las que se encuentren para tomar imágenes en otro lugar
despejado o, incluso en estudio o terrario, ya que se produce estrés, se pone en
peligro al animal y, además, no se documentan debidamente las circunstancias
naturales en las que habita. - Los centros especiales donde se mantienen especies animales en cautividad tienen
una normativa precisa para los visitantes que debemos conocer y cumplir. Algunas
iniciativas priorizan la actividad económica sobre su inherente función educativa o el
bienestar de los animales; si acudimos a ellos estamos fomentando su explotación. En
el caso de seres vivos, el autor debe expresar claramente en qué condiciones y
contexto obtuvo la imagen y si ésta procede de animales en cautividad o con su
libertad restringida en algún modo. - La postura de los fotógrafos de naturaleza, de respeto y no intromisión en cualquier
manifestación de la naturaleza, ha de estar argumentada y debería ser objeto de
divulgación a través de nuestras herramientas: reportajes, exposiciones,
audiovisuales… Ante cualquier infracción o situación indeseable, incluidas las
actuaciones al margen de la legalidad vigente que pudieran realizar otros fotógrafos,
debemos informar a las autoridades.