El Nacedero del Urederra es un lugar verdaderamente espectacular, con sus impresionantes aguas de color turquesa que parecen casi irreales. Especialmente en otoño, cuando el contraste de las luces sobre el paisaje ofrece un espectáculo visual incomparable. Durante una excursión de Fonamad a la sierra de Urbasa, un grupo de compañeros y yo decidimos pasar el fin de semana allí. Era la primera vez que visitaba este lugar, así que estaba muy emocionado por la experiencia que me esperaba. El viaje transcurrió con tranquilidad y todo fue bien. Al llegar, lo primero que nos encontramos fueron unos hermosos caballos, lo que ya nos dio una buena impresión para tomar nuestras primeras fotografías. La magia del lugar era palpable desde el inicio. A la mañana siguiente, nos levantamos muy temprano, casi antes de que el sol comenzara a despuntar, y nos dirigimos a explorar el río Urederra. La visión de esas aguas turquesas me dejó completamente fascinado. Además, la época de otoño en que fuimos añadió un toque de belleza indescriptible al paisaje. Iniciamos nuestro recorrido hacia el Nacedero, y tras un tramo de caminata llegamos, buscando siempre el mejor lugar para capturar las iluminaciones más impresionantes con nuestras cámaras. Sacamos infinidad de fotografías, aunque todavía creo que podría haber tomado muchas más. Tras concluir en un sitio, nos movíamos a otra zona del río, explorando más pozas y capturando más imágenes. Nos manteníamos tan inmersos en la actividad que el tiempo pasó volando. Finalmente, en el camino de regreso al coche, encontramos un lugar que ofrecía comidas. Decidimos dejar a un lado los bocadillos que traíamos preparados de la mañana y preferimos disfrutar de una buena comida caliente. El área tiene aún más por ofrecer, incluyendo numerosas cuevas por descubrir, así que aprovechamos el resto del día para explorarlas hasta la hora de la cena. Al día siguiente, nos adentramos en un extenso hayedo, y la jornada fue similar, capturando imágenes de los majestuosos árboles, los hongos y toda la riqueza natural que pudimos encontrar. La única lástima fue la falta de niebla, que habría añadido un toque adicional de misterio y fantasía a nuestras fotografías.